La inagotable sensación de estar suspendido en el aire y saberse parte de un arrebato de descontrol, el durar para siempre en la anécdota.
El recuerdo apenas lúcido de varios instantes incongruentes y situaciones inverosímiles. Es el derrame continuo y la verborragia galopante, el gasto sobrevaluado y desesperado, el movimiento corporal descordinado y la carcajada incontenible.
Es el ser una persona fuera de control, impresentable, torpe, la mayor parte de las veces (el domingo), arrepentida.
Restos: fotos mal sacadas, una alfombra de cenizas, pisos pegajosos, pelos enredados y mal olientes, moretones, muchos moretones.
A favor: dos fotos bien sacadas que sirven de bitácora de una tardía adolescencia (por cierto, inolvidable ¡si no fuera por las fotos!).
La música: inevitable recurso el de escuchar MEGA HITS ochentosos o de cumbia, o de cuarteto, o de Britney o del Puma... ¡o de todo!. Una mezcla bruta y aleatoria de temas que se escuchan en sus prematuros 80 primeros segundos.
Celebremos, celebremos que se acaba el mundo. Y sí, así es la fiesta.
La música: inevitable recurso el de escuchar MEGA HITS ochentosos o de cumbia, o de cuarteto, o de Britney o del Puma... ¡o de todo!. Una mezcla bruta y aleatoria de temas que se escuchan en sus prematuros 80 primeros segundos.
Celebremos, celebremos que se acaba el mundo. Y sí, así es la fiesta.